En mi última crónica os contaba mi llegada a esta mega urbe tan peculiar y cómo fui solventando todos los trámites burocráticos de forma casi perfecta.
Han pasado unos días y ya os confieso que me va a dar mucha pena irme de aquí.
Vale que hay muchos problemas, que la inseguridad te obliga a ir con cierta psicosis por la calle pero lo mejor sin duda es la calidez con la que me han recibido y todo gracias a una buena amiga.
Raquel es una santoñesa que vive en Barcelona y está enamorada de Manu, un porteño y por coincidencias de la vida, estas navidades les toca pasarlas aquí con su familia. Llegaron justo un día antes que yo.
Ella fue quien metió a Rocío en el lío de alojar en su casa por unos días a este viajero desconocido y es algo que tendré que agradecerle toda la vida por lo bien que me ha tratado y sobre todo por las interminables charlas sobre la vida que nos hemos pegado por la noche en su terraza. ¡Gracias Rocío! Buenos Aires no sería lo mismo sin ti y te estaré eternamente agradecido, no solo por alojarme sino por todo lo que me has enseñado.
Quedé con Raquel el martes para comer en el centro, en el barrio de Palermo y como no tenía mucha prisa salí de casa de Rocío andando en esa dirección para por el camino ir solucionando pequeñas cosas como recargar el móvil o intentar que me configuren internet.
Cuando se acercaba la hora de la cita, decidí montarme en un taxi que me llevara al punto exacto y al rato vinieron Raquel, Manu y su hermana Bárbara. Comimos en una terraza y a la sobremesa se nos apuntó Rocío.
Después fuimos a un bar con terraza en la primera planta para pasar la tarde y se fueron sumando amigos y amigas de ambas con lo que la tarde pasó volando.
Unos de los amigos de Raquel son la familia de artistas Aristimuño. Hermano mayor cantante de éxito aquí, hermano pequeño cantante a punto de petarlo y su hermana bailaora de flamenco ¡ole!
Al caer la noche fuimos todo el grupo andando a su casa/loft que nos dejó impresionados. Se trata de un antiguo almacén de algo y en el sótano tienen montado el tablao para dar clases y en la planta baja un espacio diáfano de salón de artista. El dormitorio queda en un altillo sobre estructura industrial de hierro.
En aquel espacio tan bien decorado con objetos antiguos y tan armónico para las personas, seguimos la charla cada vez mas distendida por efectos del alcohol.
Frase en su pared
Después pedimos unas pizas y se confirmó el porqué todos los argentinos que vienen a España se quejan de lo mal que las hacemos. ¡Estaban buenísimas!
Con el ambiente ya en ebullición, aunque yo me caía de sueño, salimos todos en tropel en busca de un garito abierto. Los dos primeros estaban ya cerrados y en el tercero había un concierto de reggae muy curioso. Una noche fantástica y de la que me llevo el ofrecimiento por parte de los Aristimuño de alojarme con su familia en el Sur. ¡Grandes!
Por desgracia no tengo fotos porque no quiero sacar las cámaras a la calle tan alegremente.
Esa noche Raquel se vino a nuestra casa y a la mañana siguiente nos dimos un buen paseo por un parque con lagos que nos queda cerca de casa, tras el oportuno desayuno de homenaje que nos pegamos en la pastelería de la esquina. Por la tarde nos dimos una vuelta por el barrio para llevar a Raquel a la parada del autobús que va a casa de la familia de Manu y nosotros hicimos algo de compra y vuelta a nuestra terraza.
El jueves por la mañana se presentaba como día clave. En todo el miércoles no había tenido noticias de mi moto (tampoco me importó demasiado) pero ya la cosa se alargaba peligrosamente.
Escribo a la empresa de transportes y me dicen que puede que esté hoy, puede que el viernes o si no ya el lunes. ¡¡¡El lunes!!!! En previsión de que la cosa pueda alargarse intento ganarme el cielo limpiando un poco en casa para que a Rocío le siente un poco mejor la noticia aunque después me riñó un poco por hacerlo y se que no le supondría demasiado problema.
Me llaman por fin de la empresa y me dicen que tengo que ir a Avellaneda porque creen que pueden liberar hoy mi moto. La faena es que estoy en la otra punta de la ciudad y se acerca la tan temida hora punta.
Me cargo con las llaves, las herramientas que necesito para volver a conectar la batería, algo de dinero y un forro polar para la vuelta. Ni de coña me llevo el traje de moto tan nuevecito y caluroso a ese barrio y ademas varios amigos me recomiendan no llevar el GPS porque es demasiado goloso.
Me monto en el taxi y le doy la dirección mientras arranca. En cuanto termino de decírselo se para a un lado y se gira para decirme ¡A la provincia de Avellaneda! Y yo flipando le digo, ¡no hombre no, al barrio de Avellaneda, donde el Racing!. Arranca otra vez y me dice que eso es ya la provincia y que no tiene ni idea de la dirección pero que ya preguntaremos. Al momento, esas palabras me hacen pensar que el taxi me va a costar un dineral.
El camino fue de lo mas entretenido porque le conté al taxista que luego tendría que volver con la moto y no paraba de enseñarme barrios chungos diciéndome amablemente “si te metés acá, vos sos gallego muerto” y cada 3 minutos preguntaba a cualquiera para encontrar la dirección mientras yo intentaba memorizar cada detalle del camino para salvar mi vida.
Llegamos al almacén de depósito fiscal y la cuenta fueron solo 16€, y eso que me cobró la vuelta por ir tan lejos. Allí entre contenedores apareció mi moto impoluta y mas bonita que nunca pero yo la veía con todas las pegatinas de patrocinadores, tan limpita, con sus pedazo ruedas nuevas y pensaba “vale, soy un puto cartel de atrácame rodante”
Me pongo a desmontar plásticos para conectar la batería nuevamente y rezando por que aun le quedara algo de carga después de casi dos meses sin usarse.
Contacto, botón de arranque y a la primera se escucha su música celestial que me deja mas tranquilo.
Antes de salir pregunto a unos operarios por el camino de vuelta y me miran como con pena. En ese momento me acuerdo de todos los que me han dicho aquello de “que huevos tienes por irte solo” y me descojono por dentro pensando que de huevos nada, simplemente que no lo había pensado bien y en ese momento tenía mas miedo que vergüenza. Así que ese papel de pseudo superhéroe motero que alguien me asignaba se viene abajo enseguida, que os quede claro.
Reposto en la primera esquina, no sin ciertos problemas por intentar hacerlo yo mismo y recibir una bronca del gasolinero. Ya tengo claro que aquí el autoservicio no se lleva.
Salgo buscando la avenida principal pero me encuentro con unas obras inoportunas que me obligan a desviarme por una zona mas chunga aun y en cada semáforo que me encuentro cerrado me quedo un poco retrasado para no quedarme nunca cerrado entre coches. Si pasa algo raro por lo menos tengo salida aunque luego lo pienso y… nunca voy a correr mas que las balas así que empiezo a descojonarme dentro del casco y me relajo al sentirme otra vez rodando sobre mi moto. Si que noto que la gente me mira pero mas bien sorprendidos y en ningún momento me sentí inseguro.
Consigo llegar bien a la Avenida 9 de Julio y para enlazar con Libertadores le pregunto a un chavalín con cara de buena persona que viene en una Honda 125.
Me pregunta que si voy a ir a Rosario a la largada del Dakar y me dice que le siga que va en mi misma dirección. En cuanto se abre el semáforo sale a toda leche y empieza a serpentear entre coches. ¡atomarpolculo! Yo voy con maletas y no puedo colarme entre el tráfico y justo un poco mas adelante me lio un poco y me veo desviándome por una diagonal así que casi sin pensar me hago un pirulón de la leche sobre la acera mientras me vuelvo a descojonar porque estas cosas no las haría en España ni loco y aquí estoy justo a 40 metros del obelisco por lo que la broma me puede costar fácilmente como 300 pesos.
Con esto había conseguido saltarme un semáforo que tenía parado a mi efímero amigo motero que enseguida se vuelve a poner a mi lado pero ahora ya me trata con mas respeto porque me ha visto liarla. Le llamo Valentino Rossi y se descojona mientrs le explico que así es imposible seguirle. Le pido que venga a mi ritmo para indicarme el desvío. Cuando llegamos al punto, se despide de mi orgulloso mientras me indica mi camino. Le dedico el saludo motero (que supongo que aquí entiendan igual) y sigo mi camino todo contento.
En la Avenida Libertador, La Capitana me llama “reboludo” por haberla tenido tanto tiempo encerrada en un contenedor pero con un buen acelerón le dejo claro que lo que nos espera va a ser la caña. Las motos son como los perros, irracionalmente fieles con sus amos y enseguida se olvida de lo malo para ponerse nuevamente a mis órdenes.
Así, feliz, llego a casa y le pido al portero que me abra el garaje. Desconfía un poco pero accede y la dejo aparcada al fondo de la plaza de Rocío. Por un momento dudo si dejar la tienda y el saco atados toda la noche pero al final decido no tensar la cuerda puesto que demasiado bien está saliendo todo y no es plan ponerse a buscar alardes del destino.
En cuanto llego a casa llamo a mi nuevo amigo Juan Nicolau, motero que vive en Mar del Plata y que además de ofrecerme un hueco en su casa, va a salir a recibirme por el camino. También me llama su amigo Daniel, con el que por problemas de comunicación no he podido quedar en la capital pero con quien espero poder coincidir a mi vuelta. Casi cada día hablo con Enzo, otro amigo que me espera cerca de Mendoza. Así es imposible sentirse solo a pesar de estar tan lejos de casa.
Y aquí me tenéis, solo en casa escribiendo esta crónica porque mi anfitriona tenía que pinchar música en un desfile de moda alternativa al que no he podido ir porque estaba con el lio de la moto y porque yo no pinto nada en un evento de ese calibre vestido con mi ropa de aventuras. Mas bien sería alternativo a la moda que moda alternativa. Una pena no poder escuchar una sesión suya pero… tenemos toda la vida por delante y seguro que habrá mas oportunidades.
Ahora he pedido unas empanadas y estoy esperando a que me las traigan y solo puedo agradecer a mi buena estrella (para los no iniciados fue la que me guió con maestría por Escocia) por todas las buenas sensaciones que me está regalando en este principio de viaje y por ponérmelo tan fácil. Salgo de un ambiente perfecto y mañana a estas horas si todo va bien, estaré hablando de motos y de la vida con mi nuevo amigo Juan.
Para quien tenga pensado hacer un viaje similar, que sepa que la empresa Mudanzas Martinez de Valencia, junto con su socio delegado aquí, HUB Argentina, son totalmente fiables, cumplen con su palabra y no he tenido que pagar ni un céntimo mas de lo presupuestado. Además Octavio, su delegado, se ha desvivido por mi y me ha hecho el enorme favor de conseguirme el seguro de la moto.
¡Todo perfecto!
Perdonadme por la mierda de fotos que tengo. Os prometo mejorarlo mucho y en breve estará el primer vídeo.
On the road again!!!!
Gran leccion sobre los PREJUICIOS que tanto daño hacen a las relaciones entre humanos, . Que tu buena estrella te siga acompañando por esos cielos maravillosos que no vas a dejar de ver día tras día..Pero si te engancha demasiado y te pasa poor la cabeza quedarte por Allá, piensatelo un poco. Lo digo porque a mí me pilla un poco lejos y a desmano………ja ja suerte .tu madre.
Muy buen relato, muy divertido.
Tienes solo dos peajes en donde pagan las motos (saliendo de Buenos Aires, Autopista La Plata) y valen dos pesos cada uno, lleva el billete a mano y utiliza las casillas de la derecha, las de pago manual.
Luego del segundo peaje sale el desvío a la derecha para la Autovía 2, Mar del Plata, esta bien indicado, pero mantén la derecha.
Nos estamos viendo en unas horas en la YPF del kilómetro 295 de la Autovía 2, en Las Armas.
PD: Esto es a confirmar…, puede que coincidas en horarios con un amigo que estaría viniendo desde BA para Mar del Plata en una K 1200, si veo que las cosas se dan, les aviso a ambos para que viajen juntos, te parece ???.
Abrazo Martín y tranquilo hombre, disfruta el viaje.Juan.-
tu no duermes????
pues la foto nocturna es muy chula !!!
Buen viaje! keep the bike running!!
Venga Martín! Dale gas que nos están encantando tus aventuras!! ya has ido… ahora a vivir y luego a volver! Besos, besos, besos!
M
Bonita historia y además contada como lo haría Sttevenson. ¡Cómo sabes que me gusta ver Venus junto a la Luna creciente! Ahora los veo ya aquí y se que dentro de u as horas los verás en Mar del Plata. Suerte!
Me alegro q estés tan bien acompañado!!! :):) Es muy importante el buen estado de ánimo! 🙂