Como era de esperar, nos acostamos muy tarde otra vez.
Por la mañana me despierta el teléfono y al otro lado Eduardo, amigo de mi contacto en Mar del Plata, me dice que Juan le ha contado mi viaje y que el sale a las 10:30 en la misma dirección. Medio dormido le digo que perfecto pero que me tiene que llegar toda la documentación del seguro.
Al rato me llama Octavio, de la empresa de transportes para confirmarme que me manda los papeles con un mensajero a casa y en un rato queda todo solucionado. Insisto en mi agradecimiento. Todo lo referente al transporte ha salido perfecto y antes de que nadie me pregunte, al final se ha quedado en unos 1.300€ mas otros 30€ de notario y colegio.
Con todo en regla me dispongo a cargar la moto y se van confirmando todos mis temores en cuanto veo que tengo que quitar los forros al traje y por tanto aumentar el volumen de mi equipaje. Este es el precio a pagar por mandar por un lado la moto con cosas y el resto de cosas en mano.
Consigo meterlo casi todo menos una bolsa que va sobre la maleta pero como tengo cierta prisa a la pobre Rocío esperando para irse a trabajar (otro día que llega tarde por mi culpa) pues decido salir así y ya veré mas adelante.
Me despido de mi anfitriona con todo mi agradecimiento pero noto que tampoco a sido mucho problema para ella y que salir un poco de su rutina le ha resultado entretenido. Volveremos a vernos.
Llamo a Eduardo y me dice que su BMW K1200 no va bien de motor porque le falla un cilindro y que la tiene que dejar en el concesionario así que me toca irme solo.
Ya es casi hora punta y me cuesta un huevo cruzar la avenida 9 de Julio por el atascazo típico de esa hora. Hace mucho calor y solo me llevo de grato recuerdo de ese día, la cantidad de moteros que paraban a mi lado a preguntarme por mi viaje y a desearme suerte.
Por fin enfilo la autovía y mi carácter mejora al mismo ritmo que mi moto y yo nos vamos refrigerando. Aun así, paro a los 100km a comer algo, repostar y relajarme un poco.
Me llama Juan y me dice que ya me está esperando en el punto de encuentro ¡a 200km de donde me encuentro! Le digo que voy a tardar un ratito pero me espera encantado.
Cuando estoy terminando de repostar se me acerca un tipo y me dice: ¿Martín?
Era Eduardo que finalmente hace el recorrido en coche así que voy medio escoltado.
A 100km de Mar del Plata nos encontramos con Juan y su BMW 1150 RT. Desde el principio veo claro que nos vamos a llevar bien y tras las oportunas presentaciones y comentarios sobre las motos (si, nunca nos cansamos de hablar de motos) emprendemos la marcha.
Os copio ahora la crónica que ha hecho Juan sobre las horas que hemos estado juntos porque yo no lo sabría describir tan bien y seguro que a los españoles os gusta leerlo con el toque argentino.
Ayer he conocido por fin en persona a Dn. Martín Solana, luego de encontrarnos en la ruta, hemos arribado sin problema alguno a la ciudad y después de una pequeña recorrida por la zona costera nos fuimos para mi casa.
Martín se dedicó a emprolijar y alivianar su carga, dejando un bolso para que Eduardo lo lleve a Buenos Aires.
Mientras todo esto sucedía, no parábamos de hablar de varios temas, desde la política, rutas a tomar, características de la ciudad y muchos temas más, encontrándonos sumidos en una agradable charla se fue pasando el tiempo y llego la hora de la cena, fue así que aceptamos la invitación de mi hijo Juan a un asado que el mismo preparó en su casa.
Nos dimos un baño, tomamos una botella de tinto y junto a a mi otro hijo Joaquín, los tres nos fuimos en el auto a la casa de Juan, previo otra vuelta para que Martín viera otros puntos de la ciudad.
Al llegar ya estaba prácticamente listo el asado y seguíamos de charlas, tomamos un liviano Cuba Libre, picamos de la parrilla unos trozos de carne y a la mesa.
Mollejas, riñones, pechito de cerdo, tapa de asado, chorizo y morcillas dulces fueron parte del menú, todo esto acompañado de una ensalada y licores varios.
Luego del asado y tomar unos sorbos de un ron muy añejo que nos convidó Juan, continuamos la charla ya pasada la medianoche en la puerta de la casa, realmente compartimos una linda velada, Martín conoció el asado y lo más enriquecedor fueron los variados temas de conversación, que disfruté mucho al ver interactuar a mis hijos y a Martín en un pin pon de temas de los más variados, exponiendo sus puntos de vista, escuchándose los tres y permitiéndome deslizar de vez en cuando algún que otro bocadillo, la pasamos muy bien.
Lo dejamos a Juan, a Joaquín en casa y nos fuimos con Martín a una cafetería de la calle Alem curiosamente a tomar te, seguíamos charlando sin parar sentados afuera viendo la gente pasar.
Cerca de la una y media de la madrugada volvimos a casa y seguía la animada charla. Es que Martín es un excelente conversador, culto y educado, con una inteligente curiosidad que parece no tener fin, es una esponja, todo lo vé, todo le interesa y todo retiene. Con una memoria fotográfica envidiable rápidamente se ubica geográficamente y se entiende muy bien con los mapas, es así que la conversación continuó …, viendo mapas de su futuro recorrido, mechando comentarios y preguntas, buenas preguntas, hasta que a las tres de la mañana ambos coincidimos en irnos a dormir, ganas de seguir había, pero sueño también.
Estábamos con Patricia mi esposa, desayunando en la cocina cuando a las 8 y 30 apareció con mucha cara de dormido y sonriente Martín y con un buen día nos saludo, Patricia le sirvió un jugo de naranjas recién exprimido y por supuesto arrancó nuevamente la charla, ya dirigida a su pronta partida. Una hora después ambos en las motos arrancamos a repostar combustible y tomamos la ruta costera al sur en demanda de Miramar, pintoresco paseo al borde del mar y luego de dejar esa ciudad balnearia a la izquierda nos dirigimos al cruce de rutas donde nos despedimos.
Casa de Juan
Repostando
Despedida
Con estas palabras de Juan no debo añadir nada mas que mi enorme agradecimeinto. Que debe sumarse al de mis padres pues este texto está sacado de un mail que les ha enviado para mantenerlos informados y que se han complementado con las respuestas de agradecimiento de mis padres. Ha sido un placer conocer a su toda la familia y por suerte he podido aprender mucho de ellos.
Quedamos por tanto hermanados los Solana y los Nicolau gracias a esta bendita afición de las motos.
Me ha gustado Mar del Plata porque demuestra con sus preciosas casitas que cuando en España aun estábamos terminando de pasar hambre, aquí la cosa era bien diferente. Por desgracia el frente marítimo se ha visto tomado mas recientemente por altas torres de viviendas en una “benidormización” que le resta algo de encanto.
Ha sido un tanto extraña la sensación tras la despedida. Por un lado me he sentido algo solo o desprotegido después de tantos días siempre al abrigo de alguien pero por otro lado por fin empezaba mi aventura, la de tomar decisiones cada rato para saltarme el supuesto plan inicial porque casi siempre esos impulsos me lleva a cosas muy buenas.
Pasados unos kilómetros decido para a refrescarme (la ley antitabaco me impide decir exactamente a qué me paré) y lo único que encontré fueron unos árboles junto a una casa. Al bajarme de la moto veo que frente a la casa está la familia al completo y me acerco para saludar y explicar el porqué de tal intromisión.
Enseguida Javier, un campesino joven pero curtido por el campo, me invita a sentarme dentro de su finca y como no puedo evitar preguntar mil cosas, me termina por enseñar toda su modestísima explotación.
Tras las explicaciones y las fotos le digo que debo continuar la ruta y se queda un poco decepcionado porque no me quedo a comer. La cuestión es que si acepto cada asado al que me invitan, se me pasan los dos meses sin haber llegado a Ushuaia.
Me recomienda meterme a una playa cercana por una pista de 7km y claro, yo a esas exploratorias nunca digo que no aunque pierdo algo de tiempo.
Sigo mi camino y al llegar a la circunvalación de Necochea me encuentro de frente un camión que me empieza a hacer señales con las luces y del que se baja un hombre antes de que yo llegue y me hace indicaciones de que pare. Lo lógico en ese caso y con todos los miedos que me han metido en el cuerpo sobre ese país, hubiera sido acelerar y seguir ruta sin mirar atrás pero como ya estoy en modo viaje decido parar para ver que es lo que quiere de mi aquel hombre.
Me dice que le he adelantado antes en la ruta y que me hizo señales pero no me enteré. Que me había visto meterme a la playa pero no pudo seguirme por la pista con el camión y ahora al verme venir de frente pues me ha interceptado solo para saludarme porque vivió en España y le hacía ilusión.
Me pregunta por mi viaje, le pregunto por su estancia en España, declino otra invitación para comer y ambos seguimos nuestros caminos. En mi caso, encantado de mantener la actitud de los viajes y no dejarme influenciar demasiado por los malos augurios ya que así puedo sentir el cariño de la gente.
En mitad de la inmensa nada veo acercarse una nube de polvo amenazante y en pocos segundos me veo atacado por un viento de unos 60-70km/h que me mete unos buenos meneos en la moto. Baja la intensidad en unos minutos pero aun así me paso 100km luchando contra el viento de costado que se nota especialmente cuando te cruzas con un camión en la carretera. EN ese momento se producen 3 sacudidas. La primera al cortarte el viento lateral, la segunda cuando te vuelve a dar y la tercera de recuerdo para mantenerte tenso mientras llega el siguiente camión.
No hay mucho tráfico pero si que vamos todos un pelín rápidos. Son carreteras convencionales, de doble sentido y con enromes rectas con buenas cunetas bien segadas y despejadas por lo que ir un poco rapidillo tampoco es tanto problema. Peor sería dejarse adelantar cada rato por los camiones.
Alguien me ha ido preparando la ruta para que no me pierda porque por todos lados encuentro estos carteles aunque pone algo de un diputado para disimular.
Tenía la invitación del músico Tomas Aristimuño de alojarme en Vielma pero entre que ellos tenían concierto a las 9 de la noche y seguro que les causaría molestias y que para llegar antes de anochecer debería correr mucho y parar poco por el camino, decido avisar de que no llego y tomarme la etapa con mas calma, entre otras cosas para poder tener tiempo de escribiros estas líneas.
Ademas e decidido que este es mi planing bueno de viaje, no tener ninguna prisa y si al final no llego a Iguazú o lo que sea… ya volveré. Estos son mis principios y como tal, mañana lo mismo me da por cambiarlos que para eso voy solo. jejejeje
En Bahía Blanca me da calabazas una chica que conozco de Facebook así que me alojo en le centro en un hotelillo no especialmente barato pero en condiciones aceptables. Me indican que deje mi moto en un garaje público cercano y me vuelvo a ducharme que hoy he estado casi todo el día entre 30 y 35ºC.
Mi moto se ve enorme aquí ¡y es tan majuca ella!
De momento va perfecta pero si que he notado que consume mucho. No se si por le cambio de maping de encendido de última hora, por el alto ritmo, por el viento, el cambio de hemisferio o la suma de todas. Veremos mas adelante si no me supone un problema.
En el hotel experimiento por primera vez lo de ducharme con la ropa puesta para aprovechar y lavarla así que ahora me toca esperar a que se seque o lo tendré que meter en una bolsa. No se si voy a ser capaz de seguir esa rutina pero hay que intentarlo.
Tras la ducha me voy a dar una vuelta solitaria por el centro con el consejo bien fresco en la memoria del recepcionista “Acá como en todas las ciudades de Argentina te atracan a la mínima” ¡Joder que pesaditos con el discurso!
Vale, será verdad que hay un problema de seguridad pero se ve a la gente tan normal por la calle así que llevando encima lo justo, no creo que tenga ningún problema.
Por primera vez ceno en un restaurante solo y como es sábado y está lleno de gente no consigo entablar conversación mas que con la chica de la caja pero no me hace demasiado caso.
Me vuelvo al hotel a escribiros estas líneas y por el sueño acumulado, creo que tendré que dejar el primer vídeo de la ruta para otro día.
Mañana sigo rumbo al Sur y ya veremos dónde termino pero supongo que será cerca de la famosa península Valdez.
Muy lindo relato Martín. Aprovecha el contacto con la gente de los lugares donde vas, es lo mejor de un viaje, me lo imagino a Javier y me emociona.
Hoy al mediodía almorzamos la familia en pleno y tu visita fue tema de conversación, a todos nos has caído muy bien.
Saludos de Josefina, Juan, Joaquín, mi madre, Patricia y un fuerte abrazo de mi parte.
PD: Tus cosas salen mañana temprano para BA en el auto de Eduardo.
A todo esto no has dicho los kilómetros que hiciste. Será que se te han hecho cortos. Buena quedada la de los carteles de Martín…diputado. Ya te van conociendo para la Casa Rosada. Ya sabes: You’ll never ride alone. Ahora menos que nunca.
Ahh, se me olvidaba: aquí dejo constancia de las excelentes personas que son los Sres. Nicolau y nuestro agradecimiento sincero, como sólo sabemos hacerlo las gentes que olemos el mar todos los días
Pocos km de momento. 1.000 en dos días pero merece la pena ir con calma.
Ánimo Martín, tus amigos bereberes estamos contigo! Que pena no haberte dado una bandera del Madrid para que la pusieras en la tierra de fuego.
Jaja tranquilo Angel que con la que traigo del Racing ya me vale. Ademas ya sabes que aquí son muy del Barça y no me tratarían tan bien. Un abrazo!
gracias Martín por la cronica !!!
sigue , que estamos unos cuantos leyendo, aunque no posteen.
un abrazo