Tenía un poco abandonado lo de escribir estos días pero es que van pasando muchas cosas, todas buenas, y casi no encuentro tiempo para ponerme.
En Puerto Montt me despedí de mis anfitriones con una foto y regalándole a mi pequeño amigo Martín la pedazo espada hinchable de McMartin. (espero Rocío que entiendas que en un caso como este si que se puede regalar un regalo) Yo creo que no la voy a necesitar y como mi amigo tiene solo 5 años y por tanto está en edad de tener pesadillas, seguramente le venga bien para dejarla cada noche al lado de la cama y si le hace falta defenderse de todos los monstruos que le acechen.
Comentarios recientes