La frontera con Perú estaba a escasos 20km de Copacaba así que cargué la moto mientras charlaba con un motero brasileño que estaba cambiando el aceite a su Suzuki V-Strom en el garaje del hotel y nos intercambiamos consejos ya que nuestras rutas eran opuestas.
Llegué a la frontera y en esta ocasión está todo disgregado. Por una lado inmigración boliviana en un edificio, por otro aduana y ya cruzando la línea imaginaria te encuentras un montón de edificios de las autoridades peruanas.
En el lado boliviano ningún problema y todo fue rápido y cordial pero al cruzar al otro lado me encontré con enormes colas de perroflautas que bajaban de autobuses con intención de llegar a la Isla del Sol al otro lado de la línea. Sigue leyendo
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